¿El registro de los datos en sistemas informáticos?, ¿la normalización y codificación de conceptos clínicos?, ¿la interoperabilidad entre los diferentes sistemas de salud?, ¿el acceso a la información de salud desde una única historia clínica?, ¿el acceso de los pacientes a los servicios de salud desde casa?, ¿la monitorización ubicua de los pacientes?, ¿la utilización de la inteligencia artificial para el diagnóstico? La salud Digital es más que todo esto. Es la estrategia que llevará a nuestro sistema asistencial a ser más eficiente, eficaz y óptimo, permitiendo a nuestros profesionales sanitarios proporcionar una mayor calidad asistencial a los pacientes. Asimismo, conlleva un cambio en la relación de éstos con el sistema de salud y una mejora en el bienestar de los pacientes y ciudadanos.
A la salud digital se le vinculan tecnologías como 5G, Inteligencia Artificial, Big Data, Privacidad, Ciberseguridad, Telemedicina, Blockchain, RPA, Microservicios, Cloud, Robótica, IOT, etc. Todas ellas aplicadas para extender el concepto de centro sanitario más allá del edificio físico, aportando multidisciplinariedad asistencial, participación de los pacientes, medicina preventiva, personalizada y precisa, así como un sistema de salud más sostenible y seguro.
Es importante considerar que el camino hacia la trasformación digital no es único. Los gestores no deben preocuparse por encontrar una única vía para conseguirlo. Una estrategia operacional, más adaptativa y dinámica permitirá conseguir en menor tiempo el cambio cultural necesario para lograr la trasformación digital, que avance hacia un nuevo concepto de asistencia sanitaria, más transparente y flexible.
De este modo podemos afirmar que el inhibidor de la transformación digital de la Sanidad no es la tecnología, ya que está disponible desde hace tiempo con resultados favorables contrastados. La complicación se encuentra en la no-tecnología. Es decir, esta nueva transformación requiere del cambio cultural que precisaron otras transformaciones. Hay que entenderla y atreverse de forma decidida a elegir un punto de partida. Hoy es más importante el inicio y el camino que el final. Para ello es aconsejable tener en cuenta cinco acciones relevantes:
- Reforzar la atención primaria: añadiendo recursos y estrategias que sirvan como plan de choque, mediante la educación médica, la adherencia a tratamientos, el apoyo y formación de los pacientes, prevención, etc.
- Integrar los esfuerzos de las personas involucradas: Definiendo el modelo de atención al paciente.
- Priorizar las acciones esenciales: desde la definición de los modelos sostenibles, financieros y comerciales, pasando por la selección de proveedores de servicios y validación legal, hasta la formación y gestión del cambio.
- Cuantificar los resultados: mediante la definición de los indicadores de calidad, obtener y aplicar resultados de valor en la prevención, diagnóstico, monitorización y pronóstico de cada uno de los pacientes.
- Evitar pérdidas de tiempo y recursos: a través de la coordinación y liderazgo en la toma de decisiones para avanzar con rapidez en la reforma del sistema sanitario.
Los beneficios de la implementación de un proceso de transformación digital en salud son muchos, pero me gustaría destacar dos que creo son relevantes y van a permitir avanzar hacia una nueva generación de asistencia. En primer lugar, hay que incidir en que gracias a las tecnologías digitales es posible la creación de un ecosistema de conocimiento renovable y accesible para profesionales y pacientes. Los datos y la Inteligencia Artificial conseguirán diagnósticos y pronósticos más tempranos y precisos. Y en segundo lugar, éstos también inciden en la mejora continua para garantizar la sostenibilidad y optimización del sistema de salud, a través del cambio de los procesos, la accesibilidad de los recursos sanitarios y la adaptación asistencial a las circunstancias del paciente, profesional y entorno.
Estos dos beneficios aportados por la aplicación de las tecnologías digitales contribuyen al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible 3 (ODS3) para la salud, marcados por la Comisión Europea en referencia a:
- Facilitar las actividades de investigación y desarrollo para las enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan primordialmente a los países en desarrollo, disminuyendo la mortalidad prematura.
- Favorecer el desarrollo y la capacitación de los profesionales sanitarios.
- Asegurar la capacidad de respuesta en materia de alerta temprana, la reducción de riesgos y gestión de estos para la salud nacional y mundial.
Asimismo, con su introducción en el ámbito de la salud se promueve la oportunidad de incorporar nuevos perfiles profesionales que trabajan en servicios innovadores en los ámbitos de investigación y asistencial. Beneficio que está alineado con el ODS8 (Trabajo Digno y Crecimiento Económico).
También la aplicación de las tecnologías digitales en el ámbito de la salud favorece la aparición de nuevas empresas y startups que ofrecen productos y servicios para dispensar a los pacientes una medicina de valor. Este beneficio igualmente se alinea con el ODS9 (Industria, Innovación e Infraestructura). Por último, la digitalización de la salud contribuye a revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible, ODS17, a través de ecosistemas colaborativos de conocimiento renovable y accesible con datos de salud para profesionales sanitarios.
Autor: Inmaculada Pérez Garro
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