El medio ambiente y el espacio, una relación duradera
La protección del medio ambiente, la optimización de recursos naturales, la minimización de residuos y la reducción de la contaminación son responsabilidad de toda la sociedad. Ante todo es una responsabilidad individual, sustentada por una legislación gubernamental adecuada, pero todos los sectores están implicados.
La industria aeroespacial ha jugado y juega un papel fundamental en esta lucha.
El estudio y cuidado del medioambiente han sido uno de los bastiones del sector aeroespacial. Reflejado actualmente en medidas de mitigación, adaptación y resiliencia frente al cambio climático, empezó a principio de los años 60 con satélites de monitorización de fenómenos meteorológicos.
El satélite TIROS-1, lanzado por la NASA en 1960, se considera el primer satélite meteorológico exitoso, y fue el antecesor del programa Nimbus que puso en órbita satélites meteorológicos durante más de una década (1964-1978). Este programa fue fundamental para que las diferentes agencias espaciales internacionales desarrollasen sus programas de Observación de la Tierra.
Todas las agencias espaciales (ESA, JAXA, NASA, INTA, CNES, etc.) tienen programas específicos para la monitorización de la Tierra, el medioambiente y sus ecosistemas. La Agencia Espacial Europea, por ejemplo, tiene actualmente 13 satélites de Observación de la Tierra en funcionamiento, y 28 en desarrollo. Estos se engloban en programas de desarrollo científico como las Earth Explorer Missions y en programas operacionales: de meteorología y Sentinel. Los Earth Explorers están centrados en la necesidad de avanzar en nuestra comprensión de cómo operan e interactúan el océano, la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera y el interior de la Tierra como parte de un sistema interconectado. CryoSat-2, que estudia el grosor de la capa de hielo continental, SMOS, que analiza la salinidad de los océanos y la humedad de suelo, o EarthCARE que investigará la interacciones entre las nubes, las partículas en suspensión en la atmósfera (aerosoles) y la radiación solar, son ejemplos de misiones para entender el medioambiente. Las misiones meteorológicas de la ESA, desarrolladas en colaboración con EUMETSAT, incluyen el programa MetoOP y los satélites Meteosat. Se sustentan en la necesidad de la sociedad de tener acceso a predicciones meteorológicas y en la monitorización de variables biofísicas climáticas como el ozono estratosférico (capa de ozono), gases de efecto invernadero, la precipitación o la temperatura en superficie.
GMV explota la información de los servicios Copernicus y desarrolla productos geoespaciales adicionales a partir de datos satelitales de Observación de la Tierra, para satisfacer las necesidades de información medioambiental de sus clientes.
Esta información es clave para que los modelos de predicción numérica sean capaces de predecir las variaciones meteorológicas a 3 o 5 días, los modelos de transporte químico atmosférico den una estimación de la calidad del aire, y los modelos climáticos de circulación global sean capaces de predecir el clima en el próximo siglo. Los satélites Sentinel son la contribución al segmento espacio del programa Copernicus de la Unión Europea para la monitorización del medioambiente. Actualmente hay siete satélites Sentinel lanzados, tres más en construcción y seis siendo estudiados para su posterior desarrollo. La información que adquieren estos satélites se utiliza para definir productos alrededor de las seis líneas temáticas de los servicios de Copernicus: vigilancia atmosférica, vigilancia marina, vigilancia terrestre, cambio climático, seguridad y emergencias. Estos servicios ayudan a la gestión de las zonas urbanas, planificación regional y local, agricultura, silvicultura y pesca, salud, protección civil, infraestructuras, etc. desde una perspectiva de desarrollo sostenible y de protección de la naturaleza.
GMV explota la información de los servicios Copernicus y desarrolla productos geoespaciales adicionales a partir de datos satelitales de Observación de la Tierra, para satisfacer las necesidades de información medioambiental de sus clientes. Por ejemplo participa en el servicio Copernicus de emergencias analizando la situación pre y post desastre natural (inundaciones, terremotos, tormentas ciclónicas, etc.). Colabora con la Comisión Europea para fomentar el desarrollo agrícola sostenible, la gestión de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad en África. Desarrolla un proyecto para la gestión sostenible de los bosques europeos usando datos de Observación de la Tierra y otros datos remotos. Participa en la definición de un nuevo tipo de plataformas aéreas (high-altitude pseudo-satellites, HAPS) para la monitorización de la calidad del aire en ciudades. Da soporte a las entidades de financiación internacional, como el Banco Mundial, el Banco Inter-Americano de Desarrollo o el Banco Asiático de Desarrollo, en el uso de datos de la Observación de la Tierra para el análisis de riesgos medioambientales como la degradación de los recursos naturales y la seguridad alimenticia. El estudio de la presión producida por las migraciones humanas sobre los recursos naturales también es parte de las actividades de GMV. Entender qué cambios en el clima inducen las migraciones y el impacto de los campos de desplazados internos sobre el medioambiente es vital para evitar tragedias humanas y anticiparnos a nuevos movimientos migratorios.
La perspectiva social es vital para mejorar la protección del medioambiente. Entender y promover la mejora en el capital humano y la estabilidad social son clave para la protección del planeta. Los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas tienen como meta erradicar la pobreza, proteger la Tierra y asegurar la prosperidad para todos como parte de una agenda que debe alcanzarse en los próximos 15 años. Para lograr estos objetivos, todos necesitamos involucrarnos: los gobiernos, el sector privado y nosotros como sociedad.
Autor: Carlos Doménech García