Acceso a mis contraseñas
Como algunos sabéis, varios compañeros aprovechamos el rato de la comida de mediodía para correr un ratillo. El otro día íbamos Antonio y yo hablando de HomeKit y Homebridge, de las automatizaciones que tenemos en casa para que realice ciertas acciones como encender luces, armar la alarma o activar la caldera (tenéis una entrada al respecto en mi blog personal contando todas estas cosas) y se nos ocurrió pensar que, si uno de los dos se muere de repente (cosa que no hay que descartar porque estábamos corriendo en ese momento por encima de nuestras posibilidades), la íbamos a liar bastante parda con todas las automatizaciones que hay en casa y a las que nadie podría tener acceso, por lo que concluimos que hay que poder dar acceso a mis contraseñas si me muero.
A nadie le gusta hablar de la muerte, pero a nivel personal tengo mis contraseñas en un gestor de contraseñas al que solo yo tengo acceso, con una contraseña la leche de difícil y doble factor de autenticación. Aunque mi mujer o mi hermano o quien fuera de mi confianza supiera la contraseña, no iba a poder acceder al servicio a recuperar otras como pueden ser las de los bancos, mi Apple ID para gestionar HomeKit y las automatizaciones o la contraseña de Endesa para cambiar el nombre del recibo de la luz.
Por supuesto que morirme ya sería suficiente faena para la familia como encima no poder realizar todos esos trámites de forma cómoda, o no poder cambiar la temperatura a la que se activa la caldera, o no poder vender los 0,000001 Bitcoins que tengo en mi wallet personal. Ya no digo cerrar mi cuenta de Strava, que sería deseable para que no parezca que estoy inactivo, sino que me he retirado en la cumbre… pero eso ya son menudencias que se irían solucionando poco a poco.
Gracias a Dios (nunca mejor dicho) todo esto ya está solucionado, pero pocas veces reparamos en ello hasta que no nos vemos en la necesidad.
Utilizo LastPass como gestor de contraseñas personal, aunque para las contraseñas corporativas (aunque también tengo alguna personal) utilizo Sesamo.
LastPass dispone de un ‘Acceso de Emergencia’ al que puedes asignar para estas cosas. Con su consentimiento, por supuesto. Dicho Contacto de Emergencia no puede acceder a tus contraseñas a menos que a ti te pase algo, no es que le estés dando acceso a tu cuenta sin más. En ese momento, si solicita acceso a tus contraseñas, LastPass se pondrá en contacto contigo por todas las vías que conoce, el email y el teléfono móvil mediante mensajes de texto y llamadas. Si no consigue hacerse contigo en un tiempo configurable, que yo tengo en 21 días, entienden que es porque no puedes contestar (D.E.P) y dan acceso a tu cuenta al Contacto de Emergencia.
No hace falta decir que el Acceso de Emergencia no se puede configurar a la ligera, de lo contrario corremos el riesgo de que solicite acceso aprovechando que estamos de vacaciones en Las Bahamas sin acceso al teléfono móvil y nos desvalije la cuenta de PayPal cuya contraseña tengo guardada en LastPass.
Tampoco sirve poner a la pareja, ya que (Dios no lo quiera) os puede pasar algo yendo juntos… y entonces a la porra tú, tu Contacto de Emergencia y tus contraseñas, nadie puede acceder a todos esos datos. Por supuesto los bancos contemplan esta posibilidad y si llevas el parte de defunción firmado ante notario y la correspondiente autorización de un juez, tus herederos pueden llegar a conseguir acceso a la cuenta del banco, pero no va a ser un trámite fácil… y por supuesto olvídate de los 19€ que te quedan invertidos en Bitcoin después de la bajada de estos días.
En mi caso tengo configurados a 2 amigos, un amigo de Valencia y el otro es un compañero de trabajo (no, no es Antonio, no le coaccionéis para quedaros con mis Bitcoins después de haberme dado matarile). Los dos tienen conocimientos suficientes de informática como para realizar los trámites necesarios y en los dos confío plenamente para que accedan a mis contraseñas y le faciliten esta labor a mi mujer, que ya tendría suficiente la pobre como para preocuparse de estas mierdas.
Con el acceso a Sesamo la cosa se complica muchísimo, ya que tendríais que convencer a Mariano J. Benito de que necesitáis acceso a esas contraseñas… y ¡ríete tú entonces de los trámites del notario que comentábamos antes!
¿Y vosotros? ¿Habéis pensado alguna vez en esta posibilidad y vuestra pareja podría acceder fácilmente a las contraseñas? ¿O sois de los que pensáis que no os vais a morir nunca?
Autor: Carlos Sahuquillo