Sistemas de Mando y Control y su función en la ayuda humanitaria

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Uno de los primeros problemas que uno se encuentra cuando se inicia en esto de los sistemas de mando y control es el sinfín de siglas que se emplean según los aspectos que se quieran enfatizar. Algunas de las formas que se usan para referenciar estos sistemas son C2 (Command & Control), C3 (Consultation, C2), C3I (C2, Communications and Intelligence), C4 (C3, Computers), C4ISR (C4, Intelligence, Surveillance and Reconnaissance) o C4ISTAR (C4, Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, and Reconnaissance), entre otros.

En general, en entornos OTAN se suele emplear el término C3 (Consultation, Command & Control) para denominar a los sistemas de nivel estratégico (nivel más alto), que incluyen la capacidad de consulta política. Por otro lado, C2 se suele utilizar como término genérico para designar todo tipo de sistemas de Mando y Control, aunque también se usa para denominar los sistemas sin capacidad de consulta a nivel operacional. Por último, C4 (Command, Control, Communications & Computers) es la denominación que se suele emplear con los sistemas de nivel táctico.

Curiosamente, son muchas las definiciones que uno puede encontrar de “mando y control”, sobre todo si se analiza como dos términos por separado (mando + control), ya que diferentes naciones usan diferente terminología. Sin embargo, si se analizan en conjunto como una función, sí puede extraerse un entendimiento común. Independientemente del conjunto de siglas con el que se denomine el sistema, la función de “mando y control” en el mundo militar podría decirse que es el equivalente de la función de “gestión” en el mundo civil con las diferencias inherentes entre ambos mundos. En definitiva, se trata de alcanzar los objetivos establecidos (cumplir la misión) mediante el ejercicio de la autoridad por parte de un mando específicamente designado sobre los recursos/fuerzas que le han sido asignadas. Esta función debe proporcionar al mando el conocimiento de la situación (conciencia situacional) en un tiempo útil para contribuir en el proceso de toma de decisiones, transmisión de órdenes y control de la misión.

Para ello un sistema C2 debe contribuir a:

  1. La obtención de información.
  2. El procesado, análisis, síntesis, visualización y difusión, tanto vertical como horizontalmente, de tal información.
  3. El planeamiento y toma de decisiones.
  4. La transmisión de órdenes a los mandos subordinados y, nuevamente.
  5. El control de la evolución de la situación a partir de nuevos datos. Es decir, el ciclo Observación-Orientación-Decisión-Acción conocido como bucle OODA.
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Un sistema C2 en sentido estricto está constituido por puestos de mando, sensores y subsistemas de información y comunicaciones. Sin embargo, en muchos casos, cuando se habla de un sistema C2, se hace referencia al sistema de información y comunicaciones que apoya el proceso de mando y control, como pueden ser el TALOS (Sistema C2 desarrollado por GMV para la coordinación y ejecución del apoyo de fuegos) o el EUCCIS (European Command and Control Information System, que desde 2016 GMV mantiene y desarrolla para el Servicio Europeo de Acción Exterior).

Dichos sistemas, aunque concebidos para operaciones militares, son conceptualmente y en la práctica aplicables a operaciones de asistencia humanitaria. Todos podemos recordar imágenes en las que las Fuerzas Armadas han colaborado auxiliando y socorriendo a quien lo demandara y es que las Fuerzas Armadas asumen como una de sus misiones principales la de contribuir, junto con otras instituciones, a preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos tal y como viene recogido tanto en la Revisión Estratégica de la Defensa como en la Ley Orgánica de la Defensa Nacional aprobada por las Cortes en el año 2005. De hecho, fue en ese año cuando se creó en España la Unidad Militar de Emergencias (UME) para cumplir con la demanda social que exigía una respuesta eficaz en caso de desastres.

Las tareas a realizar en operaciones militares y de ayuda humanitaria son distintas pero muchos de los problemas a los que hay que hacer frente son muy parecidos. Son muchos los tipos de desastres que se producen hoy en día y por tanto son muchos los tipos de operaciones de asistencia internacional que existen. Hay desastres naturales y provocados por el hombre. Algunos tienen lugar de forma súbita y otros son el resultado de un proceso gradual que se extiende en el tiempo, como algunos medioambientales. Para afrontar todos estos tipos de desastres de forma efectiva hacen falta una serie de tareas y capacidades de coordinación que en gran medida son las que proporciona o ayuda a proporcionar un sistema de mando y control en una operación militar. Dichas tareas y capacidades además raramente varían según el tipo de desastre.

Algunos de los problemas a los que hay que enfrentarse cuando se establece un mando y control en operaciones internacionales de asistencia humanitaria están relacionados con la autoridad (quién está a cargo de la operación) o con cómo obtener la información correcta (qué ha pasado o va a pasar). Es habitual en operaciones en las que intervienen diferentes países que surjan problemas por el hecho de que los estándares varían entre países, así como problemas logísticos que requieren acordar un centro logístico compartido. También aparecen problemas relacionados con las comunicaciones, como por ejemplo qué equipamiento o frecuencias utilizar para poder comunicarse. Así mismo, las diferencias culturales, el uso de diferentes idiomas o incluso el hecho de proceder de diferentes instituciones u organizaciones también suponen un reto. Pues bien, todos estos problemas son los mismos desafíos a los que un sistema de mando y control debe ayudar a superar en una operación militar conjunta (ejército de tierra, armada y aire) o combinada (varias naciones).

En operaciones de asistencia humanitaria se ha demostrado que es clave la colaboración civil y militar y esto conlleva cambios en la forma de entender cómo conseguir los objetivos, puesto que requiere un perspectiva menos “militar” (de arriba–abajo) y más de consenso y cooperación. La coordinación de esta colaboración es a veces complicada puesto que en general todos quieren coordinar y ninguno quiere ser coordinado, pero hoy en día hay herramientas de organismos internacionales para paliar este problema como el concepto OSOC (On-Site Operations Coordination Centre) o el UNHOC (United Nations Humanitarian Operations Centre) de Naciones Unidas entre otras.

El trabajo a realizar para mejorar la respuesta internacional ante desastres nunca acaba. Los desastres y las crisis seguirán ocurriendo y las expectativas de la comunidad aumentan continuamente. Es fundamental para seguir mejorando avanzar en un proceso de estandarización que en un primer momento se centre en los procesos a realizar para facilitar la coordinación entre organizaciones civiles y militares, y en una fase posterior, más ambiciosa, progrese en la estandarización de sistemas de información y comunicaciones que permita el intercambio de información entre países y organizaciones internacionales para aprender lecciones y ser más eficientes y efectivos en los desastres que están por resolverse o, por desgracia, estén por llegar.

Autor: José Luis Delgado Gamella

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