Mi vocación por la ingeniería
Desde que era pequeña mi padre despertó en mí el interés por la ciencia y la tecnología. En mi casa siempre ha habido ordenadores “destripados” y herramientas por doquier. Algunas de nuestras excursiones más divertidas fueron a lugares como la ciudad de las artes y las ciencias o la casa natal de Da Vinci. Nunca he diferenciado entre “cosas de niños y cosas de niñas” y esa fue una de las claves a la hora de definir mis intereses que posteriormente me llevarían a escoger una ingeniería.
Desde que comenzamos a tener optativas, allá por mis 15 años, pasé a ser una de las pocas y a veces la única chica de la clase. Esto siguió pasando en toda mi trayectoria: bachillerato, teleco y actualmente en el trabajo. A día de hoy esto continúa, la ingeniería es un campo típicamente masculino si bien poco a poco el número de mujeres se incrementa. Somos varias las ingenieras en GMV y el porcentaje respecto al conjunto de los ingenieros va mejorando con la incorporación de las nuevas generaciones.
No digo que las mujeres debamos orientarnos a la ingeniería (sólo faltaría) sino que cada cual debe seguir su vocación sin prejuicios de ningún tipo. No hay nada en la ingeniería que haga que un hombre pueda ejercerla mejor que una mujer.
Yo trabajo en ingeniería. Desde hace 4 años formo parte del equipo de Sistemas Inteligentes de Transporte de GMV, más concretamente del departamento de validación. La labor de nuestro departamento es validar y verificar tanto el software como los equipos que desarrollamos para asegurar los mejores estándares posibles de calidad. Yo pertenezco al equipo de hardware. En nuestro caso comprobamos que los equipos fabricados cumplen con las especificaciones, tanto a nivel documental como realizando pruebas tan dispares como comprobar la entrada de agua o vibrar los equipos para comprobar su resistencia a la vibración de los vehículos. Por otra parte, tenemos la labor de gestionar la certificación de los equipos. Esto último consiste en comprobar que nuestros equipos cumplan con la normativa vigente de forma que podamos suministrarlos en diferentes lugares: Europa, EEUU, Sudamérica…
El trabajo en ingeniería es cambiante y lleno de retos. La principal motivación en nuestro trabajo son los continuos desafíos: cada día aprendes algo nuevo. Por otra parte es un campo dónde el trabajo en equipo es fundamental, debemos pensar que un problema puede cambiar en función del punto de vista con que se enfoque y esta fusión de orientaciones puede ayudarnos encontrar la solución a la cuestión bajo análisis. No son pocas las ocasiones en las que tras horas revisando un problema la forma de solucionarlo aparece tras intercambiar impresiones con un compañero. Nuestros compañeros pasan a ser nuestro mejor valor.
A día de hoy la ciencia y la tecnología son cada vez más fundamentales para entender el mundo que nos rodea. Las carreras STEM, como uno de los brazos de la ciencia, proporcionan una visión más amplia y lógica del mundo. Son un campo en desarrollo que continuamente ofrecerá nuevos retos a las mentes curiosas. Por otra parte, la tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas lo que implica que aún queda gran cantidad de trabajo por hacer, por lo que las perspectivas de futuro son inmejorables.
La mente no entiende de géneros. Si eres una mente curiosa la ingeniería es tu lugar.
Autor: Sara Hoyos