La crisis sanitaria, social y económica que estamos sufriendo a nivel global a consecuencia de la pandemia COVID-19 repercute sobre todos los ámbitos en los que la distancia social y la necesidad de mantener la higiene tienen especial relevancia, como es el caso del transporte público colectivo. Los ITS pueden ayudar a los operadores y a las autoridades a ofrecer entornos seguros a los viajeros y trabajadores, mediante diferentes sistemas y estrategias que contribuyen a este fin.

El primero de los retos que se plantea es el de mantener la distancia social en un entorno como el transporte colectivo donde las aglomeraciones son frecuentes. Es fundamental poder garantizar que la ocupación de los vehículos no excede de un determinado porcentaje. En el caso de modos de transporte como el bus donde no se reserva asiento y los viajeros pueden ir de pie, los ITS pueden proporcionar una valiosa herramienta como es el contaje de pasajeros en tiempo real, que permite al conductor conocer en todo momento la ocupación del bus y limitar el aforo en consecuencia, avisando al centro de control de la necesidad de buses de refuerzo.

Evitar contagios y garantizar la seguridad de los viajeros es otro reto importante que pasa por verificar que los viajeros emplean mascarilla y que no acceden al vehículo si tienen síntomas de la enfermedad. En distritos de algunas ciudades como Hangzhou en China o Buenos Aires se han llevado a cabo proyectos piloto instalando cámaras termográficas y de reconocimiento facial en autobuses. Estos equipos permiten generar una alarma cuando el usuario que va a acceder al vehículo supera un determinado umbral de temperatura o no lleva puesta su mascarilla. Estos sistemas si bien son técnicamente eficientes chocan en muchas ocasiones con la legislación en materia de protección de datos personales, aparte de suponer una fuerte inversión para los operadores, por lo que su uso por el momento, al menos en España, no se está extendiendo.

Por otro lado, el intercambio de dinero en efectivo es un factor de riesgo importante en el transporte público. Eliminar el efectivo en el transporte es un reto que se han planteado las autoridades desde hace años pero que siempre ha chocado con la necesidad de ofrecer el servicio al viajero no habitual que no dispone de tarjeta de transporte. En la actualidad esto es posible gracias a la validación directa de la tarjeta bancaria sin contacto a bordo del bus, mediante la instalación de validadoras con el estándar EMV. Estos equipos permiten que el usuario utilice su tarjeta bancaria para abonar el billete de la misma forma que se utiliza la tarjeta de transporte sin contacto.
GMV contribuye con su tecnología a la implantación de este tipo de medidas en el transporte, desarrollando equipos de validación EMV, sistemas de contaje de pasajeros combinados con herramientas de planificación y ayuda a la explotación y testando y validando equipos de reconocimiento facial y lectura de temperatura corporal.

Autor: Isidro Prieto Valderrey