Defectos de sistemas: ¿Confiamos en nuestros métodos para gestionarlos?

Webinar

El pasado 29 de junio tuvo lugar en GMV un webinar de carácter interno en el que oradores de varias sectoriales y con diferentes visiones y necesidades debatieron en torno al tema “Defectos de sistemas: ¿confiamos en nuestro métodos para gestionarlos?”.

El origen de este evento fue una noticia publicada en medios digitales en la que se informaba de que el pentágono había encontrado en la última campaña de pruebas casi 900 defectos de software en el caza F-35, algunos de ellos de alta criticidad y tan llamativos como que el cañón de 25 mm que equipa el avión no funcionaba bien y su precisión era “inaceptable” cuando se trataba de batir objetivos en tierra.

Esta noticia fue objeto de debate interno dentro del Departamento de Calidad y RAMS (Reliability, Availability, Maintainability and Safety) de GMV. Nos preguntábamos: ¿son muchos 900 defectos? ¿son pocos? La cantidad de defectos pudiera parecer muy grande, pero ¿cuántos de ellos podrían tener consecuencias realmente graves o catastróficas? Todo ello nos hizo asimismo plantearnos si alguno de los sistemas que hemos desarrollado o estamos desarrollando actualmente en GMV pudiera llegar a tener tal cantidad de defectos “escapados al cliente”, así como cuáles serían las hipotéticas consecuencias si, además, alguno de esos defectos pudiera resultar en un incidente de carácter grave o catastrófico. Todas estas cuestiones sirvieron de motivación para organizar el webinar mencionado.

Durante el mismo se señaló que un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de valorar la calidad de un desarrollo, además del número de defectos que se hayan podido escapar al cliente, era la criticidad de los mismos, que viene determinada por las consecuencias de los fallos que pudieran ocasionar. Este es un aspecto que el Sistema de Gestión de Calidad de GMV contempla en el sentido de que es adaptable en función del nivel de criticidad del sistema que se vaya a desarrollar. Por ello los proyectos de desarrollo se categorizan en “Proyectos de Desarrollo Operacional” y “Proyectos de Desarrollo Operacional Crítico”, ajustándose los procesos, procedimientos y prácticas base del Sistema de Gestión de Calidad en función de que se trate de una u otra categoría de proyecto. Este ha sido uno de los elementos clave a la hora de implantar una metodología de desarrollo eficiente.

En el caso de los “Proyectos de Desarrollo Operacional” no crítico se han establecido un conjunto mínimo de prácticas base que nos están permitiendo desarrollar productos de alta calidad y a un coste óptimo.

Entre los elementos que ha facilitado alcanzar ese objetivo, está el disponer de un modelo predictivo de defectos software que permite estimar desde fases iniciales de los proyectos y en función de los defectos que se van detectando en las diferentes actividades de verificación y validación,  la calidad del software que se va a entregar, permitiendo también identificar acciones correctivas cuando los datos pudieran indicar que dicha calidad pudiera ser deficiente. Este modelo permite asimismo controlar el coste de los defectos lo que enlaza con el objetivo de ser eficientes a la hora de gestionar los defectos.

Se trata de una herramienta muy potente de la que, en general, no disponen otras empresas del sector aeronáutico y que solamente empresas como GMV, que han alcanzado un nivel de madurez 5 (el máximo) según el modelo de mejora CMMI, han desarrollado.

Asimismo hay que mencionar que en todos los proyectos de GMV se han institucionalizado de forma muy generalizada y rigurosa, un conjunto de prácticas eficientes a la hora de detectar defectos en fases anteriores a la pruebas, como son las inspecciones formales de código (que pueden llegar a detectar hasta un 66% de los defectos totales que encuentran a lo largo de toda la vida del producto) y las revisiones formales de requisitos y diseño.

Todas estas prácticas y herramientas permiten a GMV entregar productos que si bien no están exentos de defectos (conviene recordar aquí que todo producto entregado por cualquier empresa tiene defectos), sí tienen una excelente calidad, con una baja tasa de fallos cuando lo está usando el cliente y todo ello sin incurrir en sobrecostes para alcanza ese nivel de calidad. En el caso de desarrollos software esa tasa de defectos escapados al cliente está por debajo de 1 defecto por cada mil líneas de código.

En lo que respecta a los “Proyectos de Desarrollo Operacional Crítico” no sólo se trata de entregar productos con una tasa de fallos pequeña sino también de evitar que se escape ningún fallo que pudiera llegar a tener consecuencias catastróficas o graves. Para conseguir este objetivo, por una parte se aplican actividades de verificación más rigurosas y por otra se llevan a cabo unos exhaustivos análisis de RAMS. GMV dispone de una consolidada  metodología de RAMS que se aplica en los “Proyectos de Desarrollo Operacional Crítico” con objeto de identificar e implementar requisitos y recomendaciones adicionales orientados a evitar la ocurrencia de fallos de naturaleza severa. Teniendo en cuenta que, según algunos estudios del estado del arte relativos a la calidad SW, los defectos de severidad alta son mayoritariamente de diseño/requisitos, las actividades de ingeniera RAMS, que se basan en análisis de alto nivel de dichos elementos, constituyen la mejor garantía para evitar los defectos severos que pudieran conducir a incidentes de consecuencias catastróficas o graves.

A la luz de los argumentos anteriormente presentados y otros expuestos a lo largo del webinar la impresión general entre los participantes fue que GMV dispone de una sólida metodología de desarrollo que permite una gestión eficiente de los defectos.

Autor: Santiago Ledesma

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