Galileo, mi historia personal

Galileo

Se ha escrito mucho sobre Galileo y hay mucha información disponible, así que he preferido contaros mi historia personal sobre cómo se gestó el programa. Me siento muy afortunado de haber vivido su nacimiento y evolución, y quiero compartir con vosotros mi ilusión por este proyecto.

Mis primeros pasos en el mundo de la navegación por satélite fueron a finales de los años 80. En aquel momento me encontraba trabajando con Pedro Duque en el Centro de Operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESOC). Nuestro cometido era el de investigar y desarrollar técnicas para determinación precisa de órbitas. Fue una época fascinante en la que se revolucionó el concepto de la determinación precisa de órbitas, pasando de metros a unos pocos centímetros en algo menos de cinco años. Misiones espaciales como Lageos, Starlette, ERS-1, Topex-Poseidon, Seasat, GPS, etc., fueron cruciales a la hora de conseguir este gran salto.

A principios de los noventa empezó a verse el potencial de GPS para aplicaciones geodésicas, no solo eso, sino que también se vio el potencial del uso de GPS para la terminación precisa de las órbitas de satélites volando en órbitas bajas. Las nuevas misiones de aquella época, como Envisat, contemplaban su uso. GPS es un sistema militar, y en aquella época había una degradación artificial de la señal que impedía posicionarse con precisiones mejores de la decena de metros. GPS no era en consecuencia viable para aplicaciones geodésicas o de determinación precisa de órbitas. Esa degradación afectaba al mensaje de navegación, básicamente las órbitas y los relojes de los satélites GPS.

Con el fin de poder usar GPS para aplicaciones geodésicas surgió el ‘International GNSS Service (IGS)’. IGS lo constituyeron varios centros de investigación y geodésicos a nivel internacional, entre los cuales se encontraba ESOC. El objetivo era calcular de forma precisa las órbitas y los relojes de los satélites GPS con una gran precisión, y poner esta información a disposición de la comunidad científica, burlando así de alguna manera esa degradación artificial. En un principio las nuevas órbitas y relojes estaban disponibles con retrasos de varios días, posteriormente se llegó a hacer en tiempo real. Esto supuso una revolución y extendió el uso de GPS a aplicaciones científicas y no ya solo militares. Poder posicionar un punto sobre la superficie terrestre con precisiones milimétricas fue un hito que cambió la manera de pensar sobre las aplicaciones futuras de los Sistemas de Navegación por Satélite.

A mediados de los noventa nos encontramos con el sistema GPS, afectado por una degradación artificial del servicio, y con el sistema GLONASS (desarrollado en Rusia). GLONASS en ese momento sufría de la crisis económica y política en Rusia, con pocos satélites y unas prestaciones significativamente peores que las de GPS. El potencial de GPS transcendía ya el de las aplicaciones puramente militares, y se empezaron a vislumbrar aplicaciones en el mundo aeronáutico. Surgieron así los sistemas de aumentación regional, siendo el pionero el sistema WAAS en USA. Estos sistemas proporcionaban correcciones de órbitas, reloj e ionosfera a usuarios en una determinada región, dando una capa de integridad. Esto permite el desarrollo de aplicaciones operacionales que implican riesgos de vidas humanas.

El enorme potencial de la navegación por satélite no podría ser una realidad apoyándose en un sistema militar con una degradación artificial de la señal, y un sistema en decadencia como GLONASS. Es entonces cuando Europa a través de la ESA lanza los programas que entonces se conocían como GNSS-1 y GNSS-2. GNSS-1 se correspondía con un sistema de aumentación regional, que evolucionó en lo que ahora es el programa EGNOS, y GNSS-2 era un plan más ambicioso enfocado al desarrollo de un sistema de navegación europeo, lo que ahora es el programa Galileo.

A mediados de los noventa retorné a las instalaciones de GMV en Tres Cantos y tuve la suerte de vivir el comienzo de los dos programas. Mis comienzos fueron en GNSS-1 aplicando mi experiencia de IGS, recuerdo ese periodo como fascinante. GMV era de las pocas empresas con experiencia en navegación y contaba con un grupo joven y muy entusiasta liderado de forma brillante por Joaquín Cosmen. Un equipo que se enfrentó al desarrollo de sistemas críticos operacionales que nunca se habían hecho antes en GMV, y a innumerables dificultades técnicas, programáticas, y por qué no decirlo también políticas.

Mi experiencia en GNSS-1 fue muy breve, pronto pase a GNSS-2, al principio estaba solo, hasta que se incorporó otra persona, durante varios años éramos dos y recuerdo la broma de GNSS-2 por ser dos. Los principios de GNSS-2 fueron trepidantes, vivíamos la crisis de las ‘.com’ y los fabricantes de satélites tenían dificultades. En aquel momento había muchas más empresas de las que hay ahora en el sector y todas pujaban por liderar el desarrollo de un sistema de navegación, ya que implicaba la construcción de un gran número de satélites. GMV se alineó con lo que entonces era DASA (hoy Airbus) apostando por conceptos innovadores basados en constelaciones en órbitas geosíncronas, bien globales o regionales. El papel de GMV se centraba en el diseño de las constelaciones, análisis de prestaciones y estrategias de determinación de órbitas y relojes. Otros grupos, como Alcatel (hoy THALES) apostaban por constelaciones en órbitas bajas con cientos de satélites. Recuerdo la enorme tensión y agresividad entre los diferentes grupos en aquellas épocas.

La Comisión Europea trató de poner orden creando un grupo de expertos con el objetivo de ver cómo debería ser el futuro Sistema de Navegación Europeo. Este grupo acabó sin consenso, cada parte defendía sus intereses con bastante vehemencia, si bien todo el mundo estaba de acuerdo en la necesidad de hacer un GNSS europeo para reducir la dependencia de GPS. Finalmente a finales de los noventa la Comisión decidió seguir adelante con la definición del Sistema con una constelación similar a la de GPS, ni órbitas bajas, ni órbitas altas, sino órbitas medias. Poco después de este anuncio de la Comisión Europea, el Gobierno de los EE.UU anunció la eliminación de la degradación artificial de la señal GPS, quizás en un intento de mantener su supremacía en el mundo de la navegación por satélite.

A partir de aquí se empezaron a producir diferentes movimientos industriales, básicamente nadie quería quedarse fuera del programa espacial más ambicioso emprendido jamás en Europa. Estos movimientos acabaron con la creación de Galileo Industries, empresa que agrupaba a las empresas líderes del sector. En España se creó Galileo Sistemas y Servicios, empresa que agrupaba a la industria española y de la que formaba parte GMV, esta empresa fue la que formó parte de Galileo Industries.

Fue una etapa complicada y a la vez emocionante, había una enorme ilusión por definir el Sistema de Navegación Europeo y hacerlo de la mejor manera posible, pero por otra parte, competidores naturales estaban juntos haciéndolo. Era difícil encajar a Galileo Industries con la ESA y con la Comisión Europea, pero pese a todo se avanzó mucho. GMV jugó un papel importante, definiendo la constelación Galileo, analizando sus posibles prestaciones y definiendo cómo calcular de forma precisa las órbitas y los relojes. Recuerdo de aquel periodo como los grandes expertos en relojes en Europa veían con incredulidad como un grupo de jóvenes entusiastas aseguraban que eran capaces de sincronizar relojes con precisiones mejores del nano segundo, cuantas reuniones necesitamos para convencerles…….

La definición del Sistema Galileo llevó varios años y fases, con una plataforma de experimentación del segmento terreno, en donde GMV jugó un papel crucial, y un par de satélites experimentales. Durante este periodo se especulaba con que Galileo pudiese llevarse a cabo siguiendo un esquema de financiación pública privada, lo cual fracasó con gran desgaste industrial e institucional. Este periodo también se caracterizó por las tensiones entre los diferentes actores, industria, ESA y Comisión Europea, tensiones que acabaron con la desaparición de Galileo Industries. Teniendo en cuenta que la Industria Europea se reagrupó fuertemente en ese periodo, la desaparición de Galileo Industries no supuso un serio problema para el programa. Finalmente en el año 2003 el programa fue finalmente aprobado y en el 2004 se empezó a licitar la fase de desarrollo de Galileo. El primer satélite experimental se lanzó el 28 de Diciembre de 2005, y el primer satélite operacional lo hizo en Octubre del 2011. Diez años después nos encontramos con el último lanzamiento de lo que podríamos llamar la primera generación Galileo.

Desde entonces la involucración de GMV no ha parado de crecer y a día de hoy GMV es líder en el desarrollo de Sistemas de Navegación y en particular de Galileo.

Autor: Miguel M. Romay Merino

 

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