“Tough and Competent”

astronauts

Hace ya unos meses, escribí en este blog cómo presenté mi candidatura para hacerme con una de las 6 posiciones del codiciado cuerpo de astronautas de la ESA. Si te perdiste el principio de esta andadura, puedes encontrarla aquí: Yo, ¿astronauta?. Hoy vuelvo a escribir para contaros cómo avanza el proceso y qué pasó con mi candidatura.

La segunda fase del proceso de selección para el cuerpo de astronautas de la ESA ya está en proceso. Para sorpresa de todos, incluida la ESA, el número de solicitudes ha superado con creces las previsiones iniciales: 22.523 aspirantes presentados de los cuales un 24% son mujeres. En la segunda fase han sido invitados un total de 1.361 aspirantes, lo que supone sólo un 6% de la gente presentada. Ya decían que pasar la primera fase es estadísticamente lo más difícil y en este caso las matemáticas no me han abandonado (aunque la ESA sí). Para la tranquilidad de mi madre poco antes de navidad recibí el temido «We are sorry to inform you that you have been rejected». No fue una sorpresa porque era estadísticamente lo más probable, aunque mi familia ya me veía pisando Marte. Tampoco fue una decepción puesto que cuando lo solicité estaba segura al 99.99% de que no entraría…. Pero ¿y si ganaba ese 0.01%? La duda era demasiado tentadora para dejarla escapar. Para mí no intentarlo era mucho peor que recibir un no.

La gente que ha sido seleccionada tiene perfiles increíbles y por lo general algo más de experiencia que el mínimo requerido por la ESA, que era precisamente con lo que me presenté. Convertirme en astronauta es un sueño, pero no una obsesión. Creo que es muy importante diferenciarlo porque soñar te ayuda a fijar objetivos, pero no te frustra en el camino. Si no se puede conseguir hay que buscar nuevos objetivos que queden cerca de ese sueño inalcanzable. Con esta filosofía mis siguientes pasos son: aprender, mejorar y crecer (personalmente claro, físicamente perdí la esperanza ya hace mucho tiempo). Éste no era definitivamente mi momento: soy una pipiola a la que le queda demasiado por aprender. Con suerte en 10 años seré una candidata más sólida. Pero dejemos de hablar de mí y centrémonos en la gente que sí que ha pasado la temida primera fase de corte.

Como ya he mencionado 1.361 personas fueron las afortunadas de ser invitadas a la segunda ronda de selección, de las cuales el 39% son mujeres. En España, concretamente han pasado 67 aspirantes con porcentajes por género muy similares a los europeos. Menos del 25% de las solicitudes fueron de mujeres, lo cual representa una gran diferencia con respecto a los aspirantes masculinos, sin embargo, el porcentaje de mujeres invitadas a la segunda ronda ha aumentado hasta un 40% poniendo de manifiesto la solidez de las candidatas femeninas. Los números coinciden un poco con la estadística de mujeres que estudian carreras STEM que suponen menos de un cuarto de los estudiantes en estos campos. Sería tremendamente importante, para darle un giro a estos números, que se presentara un cuerpo de astronautas con igual porcentaje de hombres que de mujeres, para ser así una motivación para las niñas que dudan que las carreas STEM sean para ellas.

La segunda fase de selección consta de una serie de pruebas en la que los aspirantes tendrán que demostrar su «rendimiento psicológico» mediante pruebas cognitivas, técnicas, de coordinación motora y personalidad. Estas pruebas estarán seguidas de una serie de entrevistas psicológicas y pruebas grupales antes de iniciar las pruebas médicas. Si después de todo esto, siguen estando dentro del proceso, los seleccionados serán sometidos a una entrevista en grupo que medirá sus competencias técnicas y de comportamiento y, por último, deberán mantener un encuentro con el director general de la propia ESA. De entre los seleccionados hay ingenieros, físicos, biólogos, médicos, pilotos…. Todos con formaciones completas y excelentes en todos los términos de la palabra.

¿Qué podemos sacar en conclusión? Que el proceso es tremendamente complicado y exigente, donde incluso gente con 2 másteres, 1 doctorado y 7 idiomas se ha quedado fuera (no era demasiado difícil augurar que no pasaría el corte).  Lo bueno de trabajar en el sector espacial es que hay millones de oportunidades, donde el astronauta solo es la punta del iceberg. Si decides perseguir tus sueños basta ser, como decían los ingenieros de las misiones Apolo, «tough and competent» en todo ello a lo que te dediques. ¡Probaremos suerte la próxima vez!

 

Autor: Inés Sánchez

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