Conociendo al elefante: la movilidad interna en la empresa
Cuentan que un grupo de ciegos de un pueblo escuchó que habían llevado un extraño animal, llamado elefante, pero ninguno de ellos sabía cómo era. Decidieron inspeccionarlo de la única manera que eran capaces, con el tacto. Cada uno de ellos tocó una parte diferente del elefante y describió lo que sentía. Sin embargo, cada uno tenía una perspectiva diferente y no podían ponerse de acuerdo sobre cómo era el elefante en su totalidad.
La moraleja de este famoso cuento hindú es que la experiencia subjetiva de uno puede ser verdadera, pero que tal experiencia nos puede impedir dar cuenta de otras verdades o una totalidad de la verdad. He tenido la inmensa suerte de haber trabajado en diferentes sectoriales dentro de GMV. Dicho de otro modo, he podido “palpar varias partes del elefante” en la búsqueda de esa totalidad. La experiencia ha sido tremendamente enriquecedora para mí y, espero, para mis compañeros.
Saltos cuánticos y giros copernicanos
Durante mis primeros 14 años trabajé en el área de navegación por satélite de GMV. Físico y matemático de formación, la ingeniería y la dirección de proyectos fue mi salto cuántico personal y profesional. Pasar de palpar la trompa del elefante a, digamos, también las patas. Y cambiar totalmente la forma de entender mi profesión.
Si hubiera tenido que describir al “elefante”, hubiera dicho innumerables maravillas. En programas como Galileo o EGNOS se trabaja con los más altos estándares de calidad y exigencias tecnológicas. Determinar la posición de 30 satélites orbitando a más de 23.000 kilómetros de altura en el espacio, con unos pocos centímetros de error, no está al alcance de cualquiera. Pero, aun así, seguía percibiendo solo una parte del elefante.
Tuve la suerte también de participar en varios grupos de trabajo internos, y colaborar con compañeros de otras áreas de espacio (Centros de Control, Análisis de Misión, Observación de la Tierra, …) e incluso Defensa. Fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que “la pata no era el elefante”. Otros clientes (con su propia idiosincrasia), otras necesidades, otros procedimientos, otras tecnologías.
Quiso el destino que, tras esos 14 años, me incorporara a otra filial del grupo GMV, Secure e-Solutions. Si antes hablaba de salto cuántico, éste fue mi giro copernicano particular. Banca, seguros, salud, industria … nada que ver con programas espaciales europeos. Ni siquiera la ingeniería de software era parecida a la que yo estaba acostumbrado. Ciberseguridad, Big Data e Inteligencia Artificial, entre otras cosas, pasaron a formar parte de mi día a día.
Ni mejor ni peor. Simplemente distinto. Y muy enriquecedor, personal y profesionalmente. Volví a mercados internacionales (incluyendo Espacio) pero a estas alturas ya había empezado a verle hasta los empastes al elefante. Más aún, aprendí que, además de elefantes, en el mundo hay otras muchas especies de animales.
El universo cíclico
He empezado este artículo con un cuento hindú. El hinduismo postula que el universo no tiene principio ni fin y sigue un ciclo cósmico de creación y disolución. Experimenta un número infinito de muertes y renacimientos.
Mi trabajo me permite reinventarme. No hacer siempre lo mismo sino, de vez en cuando, entrar en un ciclo nuevo. En la universidad quería dedicarme a la investigación en física teórica. Tuve una breve pero apasionante experiencia como investigador, pero entonces me incorporé a GMV y descubrí la ingeniería de software, la dirección de proyectos, el desarrollo de negocio, la gestión de personas y la de clientes. Y la innovación.
En el penúltimo giro de tuerca del destino, recientemente he vuelto a trabajar en navegación por satélite, aunque desde Secure eSolutions. Ahora soy proveedor de mis antiguos compañeros. Quiero pensar que el mayor valor que aporto es la capacidad de entender a unos y a otros: sus necesidades, expectativas y temores. Y actuar en consecuencia.
La movilidad interna en las empresas
Tengo la suerte y el orgullo de trabajar en una empresa como GMV que, como en la canción de Amaral, me ha permitido vivir quinientas vidas. Intento compartir mi experiencia, conocimientos y forma de actuar con todo aquel que necesite mi ayuda. Sin soberbia, con el máximo respeto, aprendiendo allá donde voy y aportando lo que llevo en mi mochila particular.
Por supuesto, esto no es más que mi experiencia personal. Hay mucha gente que se siente realizada y es feliz sin necesidad de conocer al elefante en su totalidad. Pero es indiscutible que haber pasado por diferentes posiciones, diferentes sectores, o incluso en los mismos sectores en diferentes posiciones, te permite entender cuándo tiene hambre, miedo, está feliz o va a salir corriendo el elefante. Aunque solo necesites acariciarle la trompa.
Autor: Ángel Gavín
Precioso simil
Que bonito Ángel, hacia mucho que no te leía. Es un símil precioso. Que bien cierras el círculo con el inicio. Enhorabuena!!!
Subido por Rosario (no verificado) el Lun, 14/08/2023 - 16:37