Del alquitrán a la revolución de la movilidad urbana
Lo que parece utópico quizás esté más cerca de hacerse realidad de lo esperado. La tecnología en el campo de la movilidad ha evolucionado enormemente en las últimas décadas y Portugal no es una excepción.
En las últimas décadas hemos asistido a un tremendo cambio de paradigma en la forma de enfocar la movilidad urbana. La concentración de la población portuguesa en grandes centros urbanos ha provocado una enorme presión sobre los sistemas de transporte público, que se han ajustado en la medida de lo posible, pero al parecer no lo suficiente.
Si observamos la movilidad desde la perspectiva del vehículo privado, en las décadas de 1980, 1990 y 2000 asistimos a un planteamiento común, no solo en este país, sino en todo el mundo desarrollado: el milagro de la multiplicación de carriles. Se utilizó mucho alquitrán en la construcción de nuevas carreteras o en la ampliación de las existentes. Sin embargo, al igual que la situación en el sector del transporte público, no fue suficiente.
Y no era ni es suficiente, porque la presión demográfica de los grandes centros urbanos no deja de aumentar. Así pues, tras décadas de construcción de infraestructuras, por fin hemos llegado al final del capítulo "Más es mejor". No es que la construcción deba detenerse, al contrario; es indispensable en este nuevo capítulo "Más eficiente es mejor".
Pero, ¿cómo convertir el resultado de años de construcción desenfrenada en algo más eficiente?
Tenemos en ciudades como Ámsterdam, Copenhague u Oslo ejemplos de cómo revolucionar la forma de movernos por los centros urbanos. Quitando el foco del vehículo privado y mirando todo lo que se traduce en beneficio, llegamos a la conclusión de que ganamos tiempo, ganamos ciudad y ganamos salud.
No podemos esperar que esta transformación se produzca de la noche a la mañana ni que resuelva todos los problemas a la vez, pero sabemos lo que queremos para el futuro. Queremos llegar a nuestro destino de forma rápida, segura y sostenible.
¿Cómo? Garantizando los horarios y la disponibilidad del transporte público, recuperando la confianza de la población en su uso cotidiano. Acabar con el caos generalizado que hay en torno a los medios de transporte y regularlos eficazmente. Garantizar que quienes realmente necesitan el coche privado puedan seguir utilizándolo. Asegurarse de que todos los elementos mencionados están realmente coordinados.
Esta utopía quizás esté más cerca de hacerse realidad de lo esperado. La tecnología en el ámbito de la movilidad ha evolucionado enormemente en las últimas décadas y Portugal no está al margen de esta evolución.
Hoy ya es posible que un coche "hable" con un autobús o que un autobús "hable" con un semáforo. Se puede saber cuándo alguien se va a saltar un semáforo en rojo o una señal de stop y alertar a todos los vehículos a su alrededor. Es posible que un coche localice a una bicicleta o a un peatón y evite ser atropellado. Pero, sobre todo, es posible que las distintas partes interesadas en la movilidad hablen entre sí.
Esto se debe en gran medida a la adopción de las tecnologías de comunicación V2X (Vehicle-to-Everything). La comunicación V2X es una tecnología que permite a los vehículos comunicarse entre sí y con la infraestructura, como semáforos y otros usuarios de la carretera, mediante señales inalámbricas. Esta tecnología puede revolucionar la movilidad urbana de varias maneras.
En primer lugar, puede mejorar considerablemente la seguridad vial. Con esta tecnología, los vehículos pueden intercambiar información sobre su posición, velocidad y sentido de la marcha con otros vehículos e infraestructuras.
Esto significa que los coches pueden ser alertados de peligros potenciales, como un coche que frena de repente o un peatón que cruza la carretera, antes incluso de que el conductor los vea. Esto evitará accidentes, salvará vidas, reducirá drásticamente el impacto de los accidentes en los atascos causados, así como el impacto financiero para los implicados.
En segundo lugar, también puede ayudar a reducir los atascos en las carreteras. Los vehículos pueden comunicarse con los semáforos y otras infraestructuras, como aparcamientos o puntos de recarga de vehículos eléctricos, para optimizar su ruta y velocidad en función de la información del tráfico en tiempo real. Esto sin duda ayudará a reducir los atascos y acortar los tiempos de viaje para los usuarios.
En tercer lugar, la comunicación V2X también puede beneficiar al medio ambiente al reducir las emisiones. Al optimizar el flujo de tráfico y reducir la congestión, la tecnología V2X ayuda a reducir el tiempo que los coches pasan parados en el tráfico. Esto a su vez se traduce en una reducción de las emisiones y una mejora de la calidad del aire en las zonas urbanas.
Por último, la integración con múltiples medios de transporte, todo ello coordinado a través de una única plataforma centralizadora. Esto permitirá que el nivel de coordinación entre todos los actores se lleve a cabo en tiempo real y de forma no solo reactiva, sino también predictiva.
No cabe duda de que la comunicación V2X tiene el potencial de revolucionar la movilidad urbana mejorando la seguridad, reduciendo la congestión y beneficiando al medio ambiente. Aunque hay retos que resolver, las ventajas de esta tecnología la convierten en una solución prometedora para los problemas de transporte a los que se enfrentan hoy muchas ciudades.
Autor: Bruno Gonçalves, Director de Desarrollo de Negocio de ITS de GMV en Portugal
*Este artículo se publicó por primera vez en la edición en línea del Jornal Econômico el 23 de mayo de 2023.