Reportaje: El mercado único de datos como palanca para impulsar la economía

Bigdata

¿Son los datos el nuevo petróleo? Si bien muchas voces así lo acreditan, cabría matizar que no todos los datos son tan valiosos como el oro negro, sino que tan solo serían equiparables aquellos susceptibles de aportar información de valor para mejorar la toma de decisiones. Teniendo en cuenta que, según las estimaciones, cada persona en la Tierra genera 1,7 MB de datos al día, no es descabellado afirmar que solo ciertos datos son susceptibles de crear riqueza en alguna de sus formas: económica, científica, demoscópica, etc., contribuyendo al impulso de la bautizada como «economía del dato».

En estos días no hay medio de comunicación, discurso empresarial o figura política que en algún momento no glose los beneficios y posibles riesgos de la inteligencia artificial. Al ciudadano, cuanto menos, le suena el tema. Quizás conozca que esta inteligencia, como la humana, trabaja con datos, aunque en volúmenes ingentes, inmanejables para la inteligencia humana (big data) que son previamente procesados, cualificados, armonizados, anonimizados y analizados por los científicos de datos. Y que funcionan con instrucciones o algoritmos que crean conductas predeterminadas para su manejo.

Datos e inteligencia artificial conforman un binomio capaz de contribuir al impulso de la economía de los países, incrementando la actividad de los actuales negocios y propiciando la creación de otros nuevos. De hecho, se prevé que la economía del dato alcance el 4,9 % del PIB europeo en 2025. Consciente de esta realidad, la Unión Europea (UE) apuesta por la construcción de una economía del dato europea en el marco de la creación de un mercado único digital.

Los datos constituyen un gran activo para las empresas ya que, convenientemente procesados, pueden ofrecer ventajas competitivas en la toma de decisiones y en la generación de nuevos productos y servicios. En el caso de la administración pública no es distinto. Como generadora de grandes volúmenes de datos, su explotación brinda la oportunidad de tomar decisiones mejores y con mayor rapidez, aumentar la productividad y la eficiencia, reducir costes, impulsar políticas de transparencia incrementando a la vez la confianza pública, detectar posibles fraudes o abusos en el uso de recursos públicos y fortalecerse en materia de ciberseguridad.

La inteligencia artificial «devora» datos y, según en qué casos, parece no saciarse con los de todo un país. La resistencia a compartir datos en el sector público y privado, sobre todo los procedentes de diferentes países, deriva de la desconfianza si no hay un marco de garantías una vez éstos abandonan su ámbito propio. Con el fin de superar esta situación, la UE también promueve el establecimiento de un mercado único de datos en el que éstos fluyan libremente por la Unión y entre sectores, en beneficio de las empresas, los investigadores y las administraciones públicas, siempre de acuerdo con los valores europeos de soberanía, privacidad, transparencia, seguridad y competencia leal.

Este mercado único se impulsa en sectores económicos estratégicos y de interés público, como aquellos relacionados con la fabricación, la energía sostenible, la movilidad, la salud, las finanzas, la energía, el sector agrario, las administraciones públicas, etc. Asimismo, la UE avala iniciativas como Gaia-X, en la que participa GMV, con el fin de desarrollar una infraestructura de datos abierta, federada e interoperable en la nube, o la International Data Spaces Association (IDSA), que promueve un modelo arquitectónico de referencia para el desarrollo de espacios de datos y de la que también es miembro nuestra compañía.

Evolución en España

La Estrategia Digital de la UE, asegura Alberto Palomo, Chief Data Officer (CDO) de España, considera la economía de los datos y las cadenas de valor digitales ámbitos clave en la transformación de la Unión, para la que el mercado único digital supone un instrumento tractor. Este mercado se sustenta en tres pilares básicos: acceso más fácil a servicios y recursos online, eliminando barreras entre estados y garantizando la protección del consumidor; impulso hacia un ecosistema de redes digitales desplegadas sobre infraestructuras modernas, eficientes y seguras y capacitación de la ciudadanía para la inclusión digital y el aprovechamiento general de estos avances.

El Gobierno de España, detalla Palomo, trabaja en el desarrollo de un entorno legal, político y de estructuración de recursos que facilite el despliegue y asentamiento de esta incipiente y soberana nueva economía del dato. A través de las distintas iniciativas referidas en la estrategia España Digital 2026, y desplegadas en la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, el Plan de Digitalización de las Administraciones Públicas, el Plan Nacional de Competencias Digitales, el Plan de Digitalización de las PYMES, el Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales, o la Estrategia para el Impulso de la tecnología 5G, se busca aprovechar la oportunidad que brindan los fondos NextGenEU.

Estas prioridades, articuladas financiera y normativamente a lo largo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, cuentan también con el respaldo de nuevas estructuras organizativas, cuya tarea es desarrollar y desplegar una visión estratégica. En este contexto, en 2020 se constituyó la Oficina del Dato del Gobierno de España, enmarcada en la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Esta unidad juega un rol facilitador y coordinador, centrado en el desarrollo estratégico y conceptual de nuevas infraestructuras de datos y de información, y en base a metodologías de fácil traslado y despliegue a lo largo de diferentes sectores. La oficina aúna su visión externa de fomento y acompañamiento a los sectores industriales, con la perspectiva interna de refuerzo a la transformación digital de la Administración, concluye el CDO de España.

Igualmente, para hacer realidad la economía del dato española se necesitan instrumentos tecnológicos y organizativos en consonancia con la Estrategia Europea de los Datos. Inicialmente, como reconoce Alberto Palomo, es necesario afianzar e impulsar el desarrollo del mercado único de datos acorde con los valores europeos de la libre competencia y el respeto a los derechos digitales utilizando el modelo de «ecosistema federado de datos». Por conjugar un mercado dinámico de oferta y demanda de conjuntos y servicios de datos, así como por la capacidad de interconectar técnicamente a participantes y activos que se localizan de forma distribuida. Esta distribución es, precisamente, su gran diferencia respecto a los esquemas tradicionales de intermediación tecnológica («modelo de plataforma»), ya que prescribe una gobernanza mínima entre participantes que habilita la interacción entre ellos, permitiendo a su vez mantener su autonomía y poder de decisión para tomar o no parte en las transacciones de datos.

Esto conlleva, a su vez, grandes retos respecto a la interoperabilidad, pues deben primero acordarse las reglas técnicas con las que conectar entre sí los diferentes sistemas informáticos distribuidos e identificar, caracterizar y desplegar nuevos repositorios de datos de los que emanen aquellos subconjuntos que den forma a los espacios de datos sectoriales.

Más allá de la parte tecnológica, es necesario consensuar unos estándares y códigos comunes de buenas prácticas que impulsen la interconexión también a nivel de negocio, legal y organizativo, garantizando así una flexibilidad con que alimentar la adecuada extracción de valor de los conjuntos de datos compartidos.

La inteligencia artificial «devora» datos y, según en qué casos, parece no saciarse con los de todo un país.

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Espacios de datos

Como indica el experto, cualquier estrategia de despliegue de los espacios de datos en España deberá dar respuesta a consideraciones relativas a la economía del dato en los sectores productivos estratégicos nacionales así como a la puesta en valor del dato presente en las administraciones públicas. Del mismo modo, es clave pensar en la dinamización de la comunidad y de los líderes sectoriales, así como en los modelos y metodologías a adoptar para disponer de un dato de calidad.

Para ello, España ha diseñado un marco de referencia general que, en palabras del experto, «considera los elementos habilitadores de la viabilidad y sostenibilidad de los espacios de datos y que se articula alrededor del desarrollo de negocio, la suficiencia en la gestión y ejecución de proyectos, el impulso a las capacidades de la industria tecnológica nacional, y el fomento de recursos comunes reutilizables que reflejen la voz del sector». Este esquema abarca el análisis de las condiciones de mercado, los modelos económicos y el impulso a cooperación y la innovación colaborativa, la generación de soluciones técnicas en abierto, el impulso a los entornos demostradores y las infraestructuras de ejecución, o el desarrollo de pilotos con que validar hipótesis, estándares y mecanismos de conformidad, así como la caracterización de las necesidades contractuales y regulatorias de los futuros participantes.

El objetivo es establecer un gobierno confiable del dato, tanto en los diferentes espacios de datos como en el seno de sus diferentes partícipes, focalizando esfuerzos tanto en ámbitos estratégicos con los que garantizar la cohesión social y territorial, y en los que el papel de las administraciones adquiere un rol protagonista, como en el decidido impulso a la reindustrialización digital de la economía española. Prescribimos el fomento de los ecosistemas de negocio e innovación también desde escenarios tecnológicos más maduros, tomando ventaja de la obsolescencia y las evoluciones tecnológicas para capitalizar, gracias a las diferentes iniciativas y estándares europeos.

Soberanía y privacidad son condicionantes clave de cualquier espacio de datos, y las tecnologías necesarias para garantizarlas resultan, por tanto, una parte fundamental en su diseño y operativa. Así, según avance su despliegue, veremos el desarrollo de mecanismos y herramientas destinadas a garantizar una gestión de identidad descentralizada (probablemente apoyadas sobre infraestructuras blockchain de registro distribuido,así como siguiendo la filosofía fundacional de la web 3.0.

También las tecnologías de garantía de la privacidad (Privacy-enhancing tecnologies), tales como computación en el dato (compute-to-data), generación de datos sintéticos, privacidad diferencial o computación segura multiparte, así como incipientes tecnologías orientadas a satisfacer el cumplimiento normativo de forma remota o desatendida, que es precisamente el ámbito de foco de la iniciativa Gaia-X, señala Alberto Palomo.

Como reconoce Patricia Tejado, directora de Servicios Públicos Digitales de Secure e-Solutions de GMV, el desarrollo de los espacios de datos requiere de una fase de asimilación y concienciación por parte de todos los implicados, así como de un desarrollo bajo criterios de ciberseguridad desde la fase de diseño, algo que ha requerido más de una década para ser asumido como un «must» a tener en cuenta en todo proceso y desarrollo de nuevos sistemas.

En opinión de la directiva, la definición de los casos de uso y la visibilidad por parte del ecosistema del valor de estos espacios impulsarán la compartición. Ello, sin olvidarnos de la necesidad de contar con tecnología suficiente que permita el acceso y el uso de los datos con garantías de seguridad y de privacidad.

En este sentido, Carlos Alonso Peña, director de la división de la Oficina del Dato, se refiere a la iniciativa «Simpl», financiada por el Programa Europa Digital de la Comisión Europea. Dicha iniciativa servirá para  poner en marcha los espacios de datos sectoriales gracias al desarrollo de un software «middleware» para la construcción de ecosistemas de datos y servicios de infraestructuras en la nube, basados en los valores europeos y desarrollados bajo esquemas de licenciamiento de fuentes abiertas, garantizando la difusión del conocimiento y la generación de comunidad.

Este proyecto tiene una orientación práctica y busca obtener resultados a la mayor brevedad. Por lo que se pretende que, además de suministrar el software, preste un servicio de laboratorio para que los usuarios puedan realizar pruebas. La pretensión es que esté disponible antes de la finalización de 2024, sirviendo de referente a las diferentes iniciativas nacionales de espacios de datos a acometer, según su grado de madurez en esos momentos. «Simpl» se desarrollará bajo las indicaciones del Data Spaces Support Center, por lo que su convergencia con las diferentes iniciativas europeas en curso para la construcción de espacios de datos (Gaia-X, IDSA, FIWARE, BDVA) está garantizada, según reconoce Alonso Peña.

La administración, el gran banco de datos

Las administraciones deben convertirse en parte fundamental de los espacios de datos sectoriales a constituir. Es necesario, como explica el director de la división de la Oficina del Dato, establecer nuevas asociaciones basadas en datos entre las administraciones y la industria, fomentando la cultura de datos abiertos con los que ésta pueda desarrollar nuevos modelos de negocio. En opinión del experto, deben potenciarse acciones que pongan a disposición del tejido productivo los grandes volúmenes de datos de valor contrastado en poder de las administraciones. Los datos abiertos, en general, y los conjuntos de datos de alto valor (HVDS) en particular, son algunas de las piezas clave sobre las que constituir los espacios de datos sectoriales. En todo caso, el conocimiento de los distintos ámbitos de actividad de los diferentes organismos públicos involucrados en el despliegue de espacios de datos sectoriales resulta fundamental, debiendo estar presentes en los diferentes mecanismos de colaboración público-privada que se aborden.

Como recuerda Carlos Alonso, las administraciones públicas son en esencia un gran banco de datos, aglutinando  ingentes cantidades en el ejercicio de sus competencias durante sus interacciones de servicio al ciudadano, así como en sus relaciones con el sector privado y la sociedad civil. Como resultado del proceso de digitalización en que se encuentran inmersas las administraciones públicas, sus procedimientos y procesos deben ser reconsiderados y reorientados, necesitando ser más ágiles, transparentes y receptivos. Sin embargo, no se puede incorporar la tecnología sin un proceso previo de revisión profunda de sus estructuras y procedimientos, así como sus recursos humanos y su formación.

Los datos, entendidos como bien público, son una pieza clave en el proceso de transformación digital de las administraciones públicas, redefiniendo su relación con la ciudadanía y los diferentes sectores productivos, buscando siempre fomentar el bien común de la sociedad y potenciando una economía justa e inclusiva. El dato es un bien público a conservar y tratar en aras de una aplicación de servicios y políticas públicas de calidad.

El fortalecimiento de la colaboración dentro del sector público se materializa en los espacios de datos de ámbito público. El objetivo es, asumiendo un enfoque mucho más interdisciplinario e interdepartamental y sacando partido de las últimas tecnologías, proyectar a mayor escala las metodologías, especificaciones y prácticas actuales relativas al tratamiento de información, logrando un intercambio de datos fluido y continuo entre administraciones, sectores industriales y ciudadanos. Los espacios de datos del sector público se construirían alrededor de la Plataforma del Dato de la AGE proporcionada como servicio común por la Secretaría General de Administración Digital, y para el aprovechamiento de sus capacidades de almacenamiento, posibilidades analíticas y herramientas de gobierno del dato.

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La importancia del turismo

La industria turística genera, a nivel mundial, más de 280 millones de empleos, entre directos e indirectos, y su aportación al PIB mundial en 2021 supera los 5,8 billones de dólares, según  el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés). En nuestro país, el PIB turístico cerró 2022 con 159.490 millones de euros, un 1,4 % superior al de 2019, según el informe trimestral de «Perspectivas turísticas de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur)».

Los datos en el sector del turismo tienen una relevancia evidente, y herramientas como el tablero de datos turísticos de la OMT proporcionan estadísticas y análisis sobre los indicadores clave del turismo receptor y emisor a escala mundial, regional y nacional. Estos datos cubren las llegadas, la cuota de exportaciones y la contribución al PIB del turismo, los mercados emisores, la estacionalidad y el alojamiento (datos sobre número de habitaciones, huéspedes y pernoctaciones).

La creación de un espacio de datos de turismo conforma un nuevo escenario en el que, como explica Dolores Ordóñez, vicepresidenta de Gaia-X Hub España, ofrece numerosas posibilidades para personalizar la experiencia del turista. «Un ejemplo evidente es lo que se conoce como el viaje sin fisuras (en inglés, seamless travel), en el que, gracias a la compartición de datos entre las diferentes entidades que interactúan durante el desplazamiento del viajero desde su hogar hasta el destino, mejora la eficiencia de los viajes, se incrementa la satisfacción del viajero y se conoce mejor a nuestros visitantes».

En este sector, reconoce Tejado, las ventajas de la compartición de datos y la reticencia a compartirlos entre organizaciones competidoras no son distintas a otros. La aplicación de tecnologías PETs, (Privay-Enhacing Technologies) es una posibilidad para superar posibles «desconfianzas», ya que permiten realizar cálculos de forma segura y privada sobre datos distribuidos, sin exponerlos ni moverlos de las organizaciones. La economía del dato «va a ser una realidad que impulsará nuestro PIB más pronto que tarde», concluye.

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