Desinformación y tecnología

Fake News

La desinformación y las noticias falsas no son una práctica para nada moderna. Rebuscando un poco por los libros de historia se pueden encontrar campañas de propaganda y desinformación que datan, al menos, del antiguo Egipto momento en que Ramsés II graba en piedra una supuesta victoria militar que nunca ocurrió (E. Gualda y J. Rúas 2018).

Hay otros ejemplos en la historia antigua, como cuando Octavio difundió bulos dibujando un Marco Antonio mujeriego y borracho. Si seguimos avanzando en el tiempo, otro ejemplo de desinformación que todos conocemos fue la caza de brujas medieval o la quema de brujas de Salem.

¿Cuál es la principal diferencia entre entonces y ahora? El alcance que tiene la desinformación. Antes de la invención de la imprenta, era muy complicado el hecho de poder distribuir información falsa a gran cantidad de personas. Por eso la propagación de la desinformación quedaba bastante limitada geográficamente. Con la invención de la imprenta aumentó la facilidad del alcance, pero ya en el siglo XX con la aparición de los medios de comunicación masivos y en el siglo XXI con el acceso masivo a internet es cuando la propagación de la desinformación ha llegado al alcance de cualquiera.

Antes de seguir, no obstante, creo que es importante definir los tipos de desinformación que existen:

  • Parte de la información falsa se propaga sin intención de engañar o manipular. En inglés a este tipo de información falsa se le denomina “disinformation”. Aunque pueda llegar a volverse viral, no hay una intención maliciosa o de lucro detrás de la misma.
  • Por otro lado, tenemos aquella información falsa que se propaga a sabiendas de que lo es con la intención de engañar a quien la recibe. Es lo que en inglés denominan “misinformation”.
  • Por último, tenemos aquella información falsa que además tiene una fuerte carga emocional y que imita el aspecto de una noticia. Estas son las denominadas “Fake News” o noticias falsas.

La importancia de distinguir entre los distintos tipos de desinformación que existe ayuda a poner en contexto algunos ejemplos de desinformación como los siguientes que pone la Biblioteca de Dakota del norte como ejemplos:

Desinformación

En los tres casos anteriores la información era falsa pero mientras que en dos de ellos hay una intencionalidad clara de llevar al engaño, en otro de los casos se trata de un artículo satírico que en ningún momento pretende ser tomado en serio (aunque a veces la realidad supere a la ficción).

Y esto nos lleva al año 2023. Actualmente tanto la generación como la propagación de desinformación está en la mano de cualquiera. Generar imágenes falsas utilizando la tecnología, por ejemplo, con modelos generativos de IA, puede hacerse empleando apenas un par de horas y 10 euros. A continuación, por ejemplo, podéis ver imágenes falsas generadas a partir de apenas 18 fotografías mías:

Imágenes IA

Como se puede apreciar, algunas de estas imágenes son más fáciles de reconocer como falsas que otras pero, con la suficiente inversión de tiempo y recursos, puede llegarse a hacerlas indistinguibles para el ojo humano.

Lo cual nos lleva a otro punto interesante, esta vez en la lucha contra la desinformación. El uso de la tecnología para combatirla. Aunque es cierto que para el ser humano es posible que, sin investigación de contexto, imágenes o voces no puedan distinguirse, se está trabajando en entrenar inteligencias artificiales para identificar inteligencias artificiales. No sólo poder identificar una fotografía como falsa si no, también, estudiando como se ha propagado un mensaje por redes sociales, identificar si se está amplificando de manera artificial mediante las denominadas “redes de bots”.

IA image
Human image

Esto se debe a que las consecuencias de la desinformación no son algo lejano, si no que se puede ver como tienen influencia directa en seguridad ciudadana, salud o la desconfianza generalizada en los medios de comunicación actual.

Sin embargo, mientras que estas soluciones se vuelven tan generalizadas como las de generación de bulos, la mejor arma contra la desinformación no es otra que contrastar los datos con múltiples fuentes y tratar de buscar siempre el origen de la noticia para comprobar que provenga de un lugar de confianza.

Autor: Paula González

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