Sistemas avanzados de gestión, planificadores de rutas más completos y personalizados, o la digitalización y control de zonas de carga y descarga en ciudades son algunas de las ideas clave para una movilidad de última milla sostenible y eficaz que se han expuesto en el Living Lab de ALIA. Este foro, organizado por segundo año consecutivo por el Clúster Logístico de Aragón (ALIA) en colaboración con el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA), se ha celebrado coincidiendo con la semana del Black Friday, una de las épocas más críticas para el sector logístico. Durante la apertura, Ángel Gil, gerente de ALIA, destacó: «En el Living Lab ponemos en valor los avances y tecnologías que ayudan a la mejora de procesos, de costes y a la reducción de la huella de carbono de un sector muy condicionado por las regulaciones».

En este contexto, Ana María Sánchez Montero, jefa de la Sección de Computación Cuántica en GMV, participó en la sesión «Pitch de innovación en movilidad urbana» para explorar el impacto de la computación cuántica en el sector logístico. Su intervención se centró en cómo esta tecnología podría revolucionar áreas clave como la planificación de rutas y la gestión de zonas de carga y descarga, permitiendo un salto cualitativo hacia ciudades más inteligentes y sostenibles.

La computación cuántica, gracias a su capacidad de procesar grandes volúmenes de datos y resolver problemas complejos de optimización en tiempo real, se perfila como una herramienta esencial para superar los retos actuales de la logística urbana. Desde la creación de rutas más eficientes hasta la reducción de tiempos de entrega y la minimización de la huella de carbono, esta tecnología promete una transformación radical en los sistemas de movilidad y distribución. Además, posibilita la gestión dinámica de zonas de carga y descarga, adaptándose a condiciones variables como el tráfico o la demanda.

Durante su intervención, Sánchez Montero subrayó el papel pionero de GMV en la investigación y desarrollo de aplicaciones de computación cuántica a través de iniciativas como el proyecto CUCO, subvencionado por el CDTI y apoyado por el Ministerio de Ciencia e Innovación bajo el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que explora su uso en sectores estratégicos.