GMV revoluciona en Proba-3 el vuelo en formación precisa
El 5 de diciembre a las 11:34 CET (16:04 hora local), se lanzó con éxito la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) desde el Centro Espacial Satish Dhawan de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) en Sriharikota (India).
La misión está compuesta por dos satélites, el Coronógrafo y el Ocultador, que volarán a una distancia de 150 metros. El objetivo principal es demostrar la viabilidad de tecnologías avanzadas de vuelo en formación, creando en el espacio una estructura sólida virtual para realizar observaciones detalladas de la corona solar. Uno de los satélites bloqueará la luz del Sol, como en un eclipse, para que el otro pueda estudiar la corona solar de manera más efectiva.
Proba-3 es una misión de la ESA desarrollada bajo el liderazgo de Sener, en estrecha colaboración con un consorcio de 40 empresas de 14 países. GMV desempeña un papel crucial en esta misión, con una participación clave tanto en el desarrollo de sistemas embarcados como en las infraestructuras de tierra.
GMV es responsable del subsistema de vuelo en formación (FFS), el componente más innovador y crítico de la misión. Este subsistema incluye el diseño, la implementación y la validación del software embarcado en un entorno de simulación que replica el ordenador de a bordo y las interfaces eléctricas. El FFS permite mantener la precisión y estabilidad necesarias entre los dos satélites, funcionando como una estructura rígida virtual con una precisión de milímetros en posición y de arcosegundos en orientación. En el FFS, GMV España trabaja junto a Sener, que se encarga del control de la formación, y con NGC Aerospace en Canadá, responsable del subsistema de control de actitud y órbita (AOCS).
Además, GMV en Polonia ha diseñado y validado la función embarcada para el cálculo de posicionamiento relativo basado en medidas GPS.
Asimismo, GMV ha desarrollado el sistema en tierra responsable de la verificación de la dinámica de vuelo (Flight Dynamics System o FDS), encargado de la determinación de órbita, la predicción de eventos y el cálculo de maniobras. Este sistema verifica que los satélites mantienen la formación durante toda la misión y proporcionará soporte a las operaciones durante las fases iniciales, las más críticas.
Con una vida útil de dos años, Proba-3 marcará un hito en la exploración espacial gracias a su innovador enfoque de vuelo en formación y a los sensores utilizados. La mayoría de las operaciones en Proba-3 se realizarán de forma totalmente autónoma, con los satélites coordinando sus propias operaciones basándose en una línea de tiempo predefinida.
Esta tecnología única e innovadora, permitirá obtener observaciones de precisión sin precedentes, abriendo nuevas fronteras en astronomía, geodesia y observación terrestre, a la vez que permitirá la realización de infraestructuras e instrumentos virtuales en el espacio, revolucionando el acceso y utilización de este.